Había estado pensando a lo largo del viaje acerca del río como frontera. Pero no entre dos orillas, sino entre lo de arriba y lo de abajo, lo visible y lo invisible, entre un mundo de la superficie y un mundo
otro. Pero esa mañana comencé a pensar en el río como
pasaje, como frontera a una realidad distinta, o a otro plano de la realidad al que el río nos conducía. El barco avanzaba lentamente hacia la niebla y todo nuestro mundo se desvanecía.
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