El cementerio de Puerto Bermejo, 26 de marzo
A las diez de la mañana, el barco marchaba más lento que nunca, si tal cosa era posible. Pasamos frente a las ruinas de alguna clase de establecimiento fabril, que la imaginación fácilmente podía extender a las ruinas de toda la civilización occidental. Hacía mucho calor, parecíamos perdidos en la confines del mundo. Luego vimos el cementerio, y Puerto Bermejo.
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