En espera de la tormenta, 18 de marzo
Con la tormenta cerrando todo nuestro horizonte, la mañana se deslizaba casi tan lenta como el barco. Nuestra velocidad era influida por el viento, pero nunca logramos superar los 6 kilómetros por hora en el Paraná. Segundo a segundo, fragmentando el día infinitamente, la luz cambiaba con sutiles matices. La pregunta que Laura Glusman nos estaba haciendo a todos retumbaba en mi cabeza. ¿Cómo te imaginás este paisaje en el futuro? Miraba en las islas a la vegetación ocultando las formas de lo que seguramente eran troncos, pero que podrían haber sido personas o animales, y luego veía pasar las naves de carga, imaginándolas multiplicadas por cientos y mis respuestas eran contradictorias. Mientras, en cubierta, inmune a la melancolía de la mañana, Ignacio Fontclara preparaba chipa. La tormenta esperó hasta las 12:30 para dejar caer sus primeras gotas sobre nosotros
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