Rituales, 18 de marzo
El día comienza con el diario ritual del izamiento de las banderas, ante la indiferencia de Mariano Llinás. El constante viento norte que había venido retrasando nuestra marcha cambió, y una tormenta que venía desde el sur nos alcanzó y rodeó durante la noche. Avanzada la mañana, veíamos llover en el horizonte. Sólo los ocasionales trenes de barcazas impulsadas por un empuje, que nos cruzaban en uno u otro sentido como mecánicos monstruos del río, irrumpían en un paisaje que por momentos dejaba de serlo para simplemente ser naturaleza en bruto, totalmente ajena al hombre. . Frente a nosotros, a lo lejos, un hombre en un bote alza lo que parecen ser los restos de un animal, como si estuviese celebrando alguna extraña y atávica ofrenda.
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